El legendario gato siberiano aparece en Europa y en Estados Unidos poco después de la caída del muro de Berlín en 1989. Tras la abertura de la antigua Unión Soviética, los primeros viajeros que recorrieron las inmensas llanuras rusas y siberianas, no podían resistirse a la belleza de los espectaculares felinos que se encontraban sentados en la puerta de las mas humildes casas.

Traído al Oeste, en 1992 fue reconocido por la WCF y hoy se cría en Rusia, Alemania, EEUU, Italia, y también en España.

El gato siberiano es macizo, grande y tarda cuatro a cinco años en desarrollarse.

Su vigorosa musculatura le proporciona movimientos pausados y elegantes, pero al mismo tiempo extrema agilidad, fuerza y rapidez.

El macho pesa entre 8 y 10 kilos o más, mientras que la hembra suele pesar de 6 a 8 kilos. Las patas son gruesas y potentes, las traseras ligeramente mas largas que las delanteras, las almohadillas pobladas de penachos, el tórax y el vientre son redondos y compactos, la cabeza es triangular, de formas redondeadas, las orejas son medianas, bien separadas la una de la otra, con la punta redondeada y bien pobladas. La cola es espectacular: Larga, ancha y poblada y cuando están contentos, la llevan erguida como una chimenea. El pelo semilargo es impermeable al agua, en invierno luce un bellísimo collar y los típicos “pantalones”.

Su manto no necesita de muchos cuidados.

De carácter vivaz, juguetón y fiel, mantiene una relación muy especial con su amo con quien le encanta entablar conversación.

Es de naturaleza robusta y muy resistente y puede alcanzar entre 15 y 18 años de vida.

Se ha observado que no provoca reacciones alérgicas.

Por motivos que no se conocen, su saliva no contiene un tipo de proteína que es el causante del 80 % de las alergias.

En la actualidad los criadores nos hemos propuesto, dar a conocer este magnifico gato, manteniendo ante todo su aspecto salvaje y su robusta naturaleza.